LOS LADRONES EN PYA-PVO
YA NO SON GENTE HONRADA.
Nuevo robo en el comedor
del CEIP ALFREDO GIL.
Por Antonio Martín Flores
(@1tristeprofesor)
La crisis hace estragos.
Lo que parecía imposible, ya no lo es. Desde 2007, nuestros ojos
están viendo cosas inconcebibles en Europa (querer que Grecia, la
cuna de Europa, saliera por problemas económicos...), en nuestro
país (que jóvenes sobradamente preparados, licenciados, con idiomas
estén todavía al amparo de los padres con más de 30 años), en
nuestros pueblos (gente rondando los contenedores se han visto antes,
pero eran indigentes, extranjeros sin papeles y sin recursos, pero no
nuestros vecinos...).
En cualquier caso, yo
soy lector de Ortega y Gasset, y pienso como él que ciertas
circunstancias determinan nuestro modo de ser. No es lo mismo nacer
en Peñarroya-Pueblonuevo, que nacer en Córdoba capital, no es lo
mismo tener unos padres autoritarios que unos padres ausentes, no es
lo mismo estudiar en una universidad privada, que tener que trabajar
para estudiar en una pública. En fin, las circunstancias
determinan... y puede, ¿por qué no?, que existan ladrones en el
mundo. Ahora bien, nadie nace terrorista, ni profesor de filosofía,
ni ladrón, eso está claro, pero las circunstancias te pueden llevar
a colocarte una bomba debajo del burka en Afganistán, y serás una
terrorista; o no servir para otra cosa, y acabar siendo un triste
profesor de filosofía; o que todo se complique de repente en nuestra
vida, y tengas que robar y te conviertas en un ladrón.
Como dicen siempre mis
alumnos, y en esto coinciden con una gran mayoría de la sociedad:
“si tengo que robar para alimentar a mi familia, lo hago”. Y
aunque Sócrates pudiera ayudarnos (recordemos: es preferible
sufrir una injusticia que cometerla, para nuestro caso: es
preferible sufrir una injusticia como que nuestra familia pase hambre
-porque es una injusticia, se mire por donde se mire lo que le ocurre
a millones de seres humanos en el mundo, que no se nos olvide-, es
una injusticia pasar hambre, pero peor es robar, nos diría el
intransigente maestro de ética), o Jesús (No robarás o
arderás en el infierno eternamente, y ante esa perspectiva es mejor
reconocer que con hambre nos queda poco tiempo para morir y también
poco tiempo para reunirnos con él en el Paraíso, donde ya no habrá
hambre, supongo), para no caer en la delincuencia, en este artículo,
los ignoro a ambos: a Sócrates por no cansar con mi profesión, a
Jesús por ser ateo. Y prefiero, entonces coincidir con la mayoría,
aunque me cueste encontrarme en ella, yo que siempre deambulo por las
minorías. Y lo defiendo, y lo apoyo, y lo digo: si tengo que
robar para alimentar a mi familia, lo hago. Pero, claro, en esta
nueva e inédita circunstancia vital, yo me pregunto, ¿y dónde
robo?
¡Ay, ese sí que es un
dilema moral! No lo sé, ciertamente, porque creo que los ladrones
son personas y puede, que en algún caso, gente muy honrada, pese a
ser ladrones. Para mí al menos, que he leído a Hegel y a Nietzsche,
que no reniego de las paradojas y las contradicciones, no me cuesta
reconocer que dicha posibilidad me cabe en la cabeza: los ladrones,
en tanto personas, pueden ser gente honrada. Pero, igualmente, admito
con seguirdad que no me daría por robar en CÁRITAS, ni en la CRUZ
ROJA, ni en cualquier otra asociación, sin ánimo de lucro que ayude
a gente muy necesitada. Y tengo seguro, pero que muy seguro, que no
lo haría en un Colegio Público, en un comedor que da de comer
gratis, pese a la crisis actual y mientras no digan lo contrario, en
Andalucía, a los niños y niñas de familias que las circunstancias
le han llevado a una situación de extrema necesidad. No robaría en
un Colegio como en el CEIP ALFREDO GIL. Porque aunque las
circunstancias me empujaran a ello, como buen lector de Ortega, sé
que queda un resquicio, un hueco por el que escapar de ellas. Ya lo
dijo es maestro de Metafísica: Yo soy yo y mi circunstancia y si
no la salvo a ella, no me salvo yo. Es decir, podrá la
circunstancia convertirme en un ladrón, pero me salvaré de ser un
ladrón de comedores infantiles o sociales que tan magnífica labor
realizan para nuestra sociedad en crisis, también en
Peñarroya-Pueblonuevo.
Es que la vida no es una obra de Jardiel Poncela. Y tu perplejidad (o estupor) se produce, en parte, porque partes de la premisa de que el hurto (o robo) es famélico.
ResponderEliminarYo no creo que lo sea. No creo siquiera que quienes lo hicieron se vieran abocados por la necesidad. Simplemente hay personas sin escrúpulos, depredadores. Si alguien sustrae algo de pertenencia ajena para sacar adelante a su familia, se va donde más hay y menos daño causa el que lo haga, a una gran superficie, a una cadena de alimentación y lo saca a plena luz del día con facilidad.
Pero si lo que quiere es lucrarse con su venta, es mejor de noche. Y de noche no es presa fácil para el lobo el gran animal. Así que ataca al pequeño. Sin piedad.
Siento ser más hobbesiano que tú.
Antes que nada, gracias por leer este artículo. Respecto al comentario, creo que tienes razón. Y, aunque esté equivocado, y reconozca que existen esos "depredadores" (nuestra condición animal encaja bien en ese adjetivo...), lo que no admito es que las circunstancias tengan la última palabra. No sé si seré más rousseauniano que tú, pero prefiero pensarme más senequista o estoico y si decido no pasar por la puerta, entonces, no paso (por cierto, Borges escribe en unos EVANGELIOS APÓCRIFOS: La puerta es la que elige, no el hombre...).
ResponderEliminarYo, lo siento, pero no perdono el robo en ninguna de sus versiones. Creo que a día de hoy hay mil opciones para alimentar a una familia antes de robar... Cáritas, Cruz Roja (que aparecen en tu artículo) son solo dos sitios a los que se puede acudir.
ResponderEliminarLo que sucede es que la gente es como Tony el Gordo en los Simpson, gente que se acoge a esa máxima de "robo para dar de comer a mi familia" para justificar cualquier mangoneo, Copio aquí el diálogo al que me refiero.
Bart: Oye dime ¿sois ladrones?
Tony el Gordo: Bart, ¿está mal robar una barra de pan para dar de comer a tu familia hambrienta?
Bart: No.
Tony el Gordo: Bien, suponte que tienes una gran familia hambrienta ¿Está mal robar un camión con barras de pan para darles de comer?
Bart: Uhh...
Tony el Gordo: ¿Y qué pasaría si a tu familia no le gusta el pan sino que a ellos les gustan los cigarrillos?
Bart: Supongo que sería correcto.
Tony el Gordo: Ahora. ¿Qué pasaría si en vez de dárselos gratis se los vendieses a un precio que es como si prácticamente se los estuvieses dando gratis ¿Sería eso un crimen, Bart?
Bart: Demonios, no.