martes, 19 de noviembre de 2013

LOS LADRONES EN PYA-PVO YA NO SON GENTE HONRADA.


LOS LADRONES EN PYA-PVO YA NO SON GENTE HONRADA.

Nuevo robo en el comedor del CEIP ALFREDO GIL.

Por Antonio Martín Flores
(@1tristeprofesor) 

La crisis hace estragos. Lo que parecía imposible, ya no lo es. Desde 2007, nuestros ojos están viendo cosas inconcebibles en Europa (querer que Grecia, la cuna de Europa, saliera por problemas económicos...), en nuestro país (que jóvenes sobradamente preparados, licenciados, con idiomas estén todavía al amparo de los padres con más de 30 años), en nuestros pueblos (gente rondando los contenedores se han visto antes, pero eran indigentes, extranjeros sin papeles y sin recursos, pero no nuestros vecinos...).
En cualquier caso, yo soy lector de Ortega y Gasset, y pienso como él que ciertas circunstancias determinan nuestro modo de ser. No es lo mismo nacer en Peñarroya-Pueblonuevo, que nacer en Córdoba capital, no es lo mismo tener unos padres autoritarios que unos padres ausentes, no es lo mismo estudiar en una universidad privada, que tener que trabajar para estudiar en una pública. En fin, las circunstancias determinan... y puede, ¿por qué no?, que existan ladrones en el mundo. Ahora bien, nadie nace terrorista, ni profesor de filosofía, ni ladrón, eso está claro, pero las circunstancias te pueden llevar a colocarte una bomba debajo del burka en Afganistán, y serás una terrorista; o no servir para otra cosa, y acabar siendo un triste profesor de filosofía; o que todo se complique de repente en nuestra vida, y tengas que robar y te conviertas en un ladrón.
Como dicen siempre mis alumnos, y en esto coinciden con una gran mayoría de la sociedad: “si tengo que robar para alimentar a mi familia, lo hago”. Y aunque Sócrates pudiera ayudarnos (recordemos: es preferible sufrir una injusticia que cometerla, para nuestro caso: es preferible sufrir una injusticia como que nuestra familia pase hambre -porque es una injusticia, se mire por donde se mire lo que le ocurre a millones de seres humanos en el mundo, que no se nos olvide-, es una injusticia pasar hambre, pero peor es robar, nos diría el intransigente maestro de ética), o Jesús (No robarás o arderás en el infierno eternamente, y ante esa perspectiva es mejor reconocer que con hambre nos queda poco tiempo para morir y también poco tiempo para reunirnos con él en el Paraíso, donde ya no habrá hambre, supongo), para no caer en la delincuencia, en este artículo, los ignoro a ambos: a Sócrates por no cansar con mi profesión, a Jesús por ser ateo. Y prefiero, entonces coincidir con la mayoría, aunque me cueste encontrarme en ella, yo que siempre deambulo por las minorías. Y lo defiendo, y lo apoyo, y lo digo: si tengo que robar para alimentar a mi familia, lo hago. Pero, claro, en esta nueva e inédita circunstancia vital, yo me pregunto, ¿y dónde robo?
¡Ay, ese sí que es un dilema moral! No lo sé, ciertamente, porque creo que los ladrones son personas y puede, que en algún caso, gente muy honrada, pese a ser ladrones. Para mí al menos, que he leído a Hegel y a Nietzsche, que no reniego de las paradojas y las contradicciones, no me cuesta reconocer que dicha posibilidad me cabe en la cabeza: los ladrones, en tanto personas, pueden ser gente honrada. Pero, igualmente, admito con seguirdad que no me daría por robar en CÁRITAS, ni en la CRUZ ROJA, ni en cualquier otra asociación, sin ánimo de lucro que ayude a gente muy necesitada. Y tengo seguro, pero que muy seguro, que no lo haría en un Colegio Público, en un comedor que da de comer gratis, pese a la crisis actual y mientras no digan lo contrario, en Andalucía, a los niños y niñas de familias que las circunstancias le han llevado a una situación de extrema necesidad. No robaría en un Colegio como en el CEIP ALFREDO GIL. Porque aunque las circunstancias me empujaran a ello, como buen lector de Ortega, sé que queda un resquicio, un hueco por el que escapar de ellas. Ya lo dijo es maestro de Metafísica: Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo. Es decir, podrá la circunstancia convertirme en un ladrón, pero me salvaré de ser un ladrón de comedores infantiles o sociales que tan magnífica labor realizan para nuestra sociedad en crisis, también en Peñarroya-Pueblonuevo.